lunes, 15 de abril de 2013


El 14 de abril de 1931 se proclamó la II República Española. Aquella república llegó como consecuencia del colapso de la monarquía de Alfonso XIII. Un colapso tan intenso que toda la estructura cedió ante el pánico causado por unas elecciones no legislativas, sino municipales, y que no ganaron los republicanos, sino los monárquicos, pero que no obstante llevaron al aparato del Estado, empezando por el propio Rey, a la convicción de que el sistema estaba muerto. Y en efecto, lo estaba, pero no porque los españoles se hubieran vuelto republicanos, sino porque nadie en el régimen monárquico era capaz de imaginar un proyecto nacional.
La actividad de una minoría política inquieta, junto a los deseos de cambio de una élite intelectual profundamente insatisfecha, bastaron para mover a una población mayoritariamente pasiva. La Corona cayó de un papirotazo.

La II República podría haber sido una oportunidad para España, tal y como la concibieron los intelectuales de la Agrupación de Ortega y compañía. Pero esa oportunidad quedó inmediatamente frustrada porque los gobernantes republicanos, los políticos de 1931, también carecían a su vez de un proyecto nacional. Así como la monarquía de Alfonso XIII había intentado crear un país donde sólo cupiera ella, del mismo modo la República del 14 de abril configuró un Estado donde sólo cabían los republicanos. La quema de conventos, la exclusión de la derecha y la agitación revolucionaria se convirtieron pronto en seña de identidad del nuevo régimen. 
Sus logros políticos, sociales y económicos fueron mínimos: a veces, simples enunciados de buenas intenciones (y no siempre buenas). La obsesión de Azaña por hacer la revolución moderna que España no tuvo y la obsesión de la izquierda por imponer un régimen bolchevizante hicieron todo lo demás. Aquella república terminó en guerra civil y, vista objetivamente su trayectoria, sin las mitificaciones posteriores, es difícil pensar que hubiera podido acabar de otro modo.


Resumiendo, la segunda República representó para millones de trabajadores y de campesinos una esperanza de una vida mejor. Abrió un periodo revolucionario que puso en pie a los oprimidos que dedicaron su sacrificio, su entrega y su sangre a la causa de la justicia social. Resistieron y combatieron con las armas en la mano al fascismo y sufrieron tras la derrota militar, la persecución y el exterminio de la cruel dictadura Franquista. 

Hoy existen grupos de cierta entidad que quieren resucitar aquellos años para devolver la República a España. Lo hacen desde una visión puramente sentimental, utópica  de lo que fue la experiencia republicana..





viernes, 22 de febrero de 2013

MUERE PRIM
                                           
  ATENTADO CONTRA PRIM

                                           Calle del Turco (Madrid), 27 de Diciembre de 1870

19´30 h, las farolas alumbran la calle del Turco, poco transitada a estas horas. Aparece una Berlina tirada por dos caballos, es el General Prim. Dos carruajes atravesados en la calle interrumpen su paso.Desconcierto. Bajan de los carruajes varias personas y junto con otras que se acercan de un portal cercano, sacan escopetas cortas de debajo de las capas haciendo una primera descarga contra el general.Segundos después, otro grupo realiza dos descargas a cada lado de la Berlina.Tras consumar el atentado y dando por muerto al General Prim, retiran los carruajes y huyen.
       

  SUCESO:

Todo estaba preparado en España para la inminente llegada del nuevo rey, Amadeo I. En el Parlamento, el general Juan Prim, acababa de recibir la aprobación de las últimas propuestas relacionadas con la Casa Real. Nada mas le quedaba por hacer en el palacio de las Cortes por lo que decidió marcharse y preparar su viaje a Cartagena para recibir al Monarca Amadeo I.

Eran las 19´30 del 27 de Diciembre de 1870 y en Madrid caía una espesa nevada. El General se despidíó con cortesía de diputados y ministros, y se dirigió a su coche, una Berlina de cuatro ruedas tirada por dos caballos que le aguardaba en la puerta del Congreso. La berlina emprendió la ruta habitual. El General iba tranquilo. Al llegar a la calle Turco, el cochero observó que había dos carruajes de caballos atravesados en el angosto camino. Detuvo la Berlina, el Coronel Moya se asomo a la portezuela para tratar de arreglar la situación y contempló con alarma como tres individuos se dirigían hacia el coche armados con lo que parecían carabinas o retacos. En un momento solo se oía el ruido de las detonaciones, al menos tres por el lado izquierdo y dos por el derecho. Los cristales se quebraron y uno de los asesinos consiguió meter en el interior de la berlina el cañón del arma que portaba, tan cerca del General Prim, que la cara de este quedo tatuada por los granos de pólvora.

La agresión duró apenas unos segundos, los mismos que el cochero tardo en reaccionar, golpeando con su látigo a los caballos hasta romper el cerco y huir, llevándose por delante los carruajes que impedían la salida de aquella ratonera.

MOTIVOS Y CONSECUENCIAS:


El primer periodo de 1868 a 1870 queda marcado por el gobierno temporal presidido por el General Prim y una regencia a favor del General Serrano.



Su primer trabajo se centró en convencer a las Juntas que se disolvieran a cambio de dar satisfacción a sus peticiones y de integrar a sus miembros mas significativos en la administrativo.



La siguiente medida es la de disolver los grupos de defensa civil, lo que fue tomado por los campesinos como una maniobra contra la revolución social pretendida, dando lugar a levantamientos.



En lo económico, se normaliza el sistema monetario con el establecimiento de la peseta para todo el territorio nacional.



Un mes después se dirige a la nación un manifiesto que recoge las medidas demandadas por las Juntas donde menos la abolición de quintas se disolvieron casi todas, lo cual trajo conflictos entre la periferia y el Gobierno Central.



Otra de las labores del Gobierno provisional fue la búsqueda de un candidato a la corona de España ya que la Constitución contempla como régimen político la monarquía parlamentaria.

Esto provocará una Guerra Europea por imponer a sus respectivos candidatos (el Duque de Montpensier, Antonio de Orleans  y el príncipe Alemán Leopoldo Hohenzollern)
La definitiva elección recaerá en el cadidato propuesto por el General Prim, Amadeo de Saboya (hijo del Rey de Italia).

El asesinato del General Prim, dejo a este Rey sin su mas firme defensor, apenas sin respaldo popular, ni de la Burguesía ni de gran parte del ejercito.






El tamaño enorme de los agujeros de los tiros demuestran la
gran potencia y calibre de la munición empleada. Muy
probablemente escopetas cortas de posta.



Berlina donde viajaba Prim el día del atentado. Se aprecia el impacto de una
de las descargas.







viernes, 8 de febrero de 2013